miércoles, 11 de abril de 2018

Las estaciones del alma – Por San Francisco de Sales.






   Me doy cuenta de que en vuestra alma se dan cita todas las estaciones del año; que tan pronto advertís el invierno con tantas arideces, distracciones, dispersiones, sufrimientos e inquietudes, como las rosas del mes de mayo, con el perfume de las santas florecillas, como tan pronto os llegan los ardientes deseos de complacer a nuestro buen Dios. No queda más que el otoño, durante el cual —como vos decís— no veis muchos frutos. Pues bien, a menudo sucede que, trillando el grano y prensando la uva, se acabe por encontrar más de lo que prometieran la siega y la vendimia. Vos querríais que siempre fuera primavera y verano; pero no, querida Hija mía, es preciso que haya también una rotación tanto en lo interior como en lo exterior. En el Cielo sí que será toda primavera en cuanto a la belleza, siempre otoño en cuanto al disfrute y la alegría, siempre verano en cuanto al amor. No habrá invierno alguno; pero aquí el invierno es necesario para la práctica de la abnegación y de las mil pequeñas y hermosas virtudes que se ejercitan en tiempos de sequía. Avancemos siempre paso a paso; contando con que nuestro propósito sea bueno y firme, no podemos más que caminar bien.

Carta a Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal (11 de febrero de 1607)

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