lunes, 5 de junio de 2017

¡O CATÓLICO O MASÓN! – Por el RDO. REI BONAVENTURA. O.F.M.



   Amigo, ¿ocupas un puesto de alguna importancia en la, sociedad? ¿Eres industrial, comerciante, banquero, médico, abogado, político o militar? Entonces ya fuiste con toda seguridad invitado a entrar a la Masonería. O serás en breve solicitado por la propaganda masónica.

   Te hablarán de las inmensas ventajas que los masones de todo el mundo te ofrecerán en tus negocios, de la protección que te darán en tu empleo, de las facilidades que tendrás en los empréstitos o en los viajes, del apoyo que se dará a  tu propaganda, etc.

   Te dirán que la Masonería es una institución esencialmente caritativa, filantrópica, filosófica y progresista; que tiene por objeto averiguar la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; que quiere trabajar por la mejora material y social de la humanidad. Te harán ver que la Masonería reconoce y proclama la existencia de Dios, la superioridad del espíritu sobre la materia y que, por esto, ningún ateo o materialista puede ser masón.

   Te inculcarán que la Masonería no va de ninguna manera contra la religión, y menos contra la católica; que no hay ninguna incompatibilidad entre la Masonería y el Catolicismo; que ella proclama la tolerancia y el respeto a las convicciones religiosas y políticas de los demás, la autonomía de la criatura humana, el amor a la familia, la fidelidad a la patria y la obediencia a la ley; que tiene a todos los hombres como hermanos, libres e iguales, cualquiera que sea su raza, nacionalidad o creencia; que sus leyes, constituciones y reglamentos prohíben expresamente hablar o discutir sobre política o religión, Te dirán que aun obispos, sacerdotes y religiosos ilustres pertenecen a la Masonería sin ver en ello ninguna dificultad para su fe y convicciones católicas. (NOTA: Esta parte no es mentira, existe una masonería eclesiástica o apóstata.) Te mostrarán leyes y rituales en los que se exige que el verdadero masón sea virtuoso, ejemplar, de buenas costumbres, muerto al vicio, sin errores ni prejuicios, que guarda la ley, que es patriota, cumplidor de su deber, que hace el bien, que es sabio, inteligente, progresista, libre, tolerante, sincero, caritativo, desinteresado, generoso, pacífico, hermano de todos, protector de las viudas, abogado de los oprimidos…

   Admitirán ser, por desgracia, verdad, que la Iglesia Católica condenó la Masonería; pero que, fue porque los obispos estaban mal informados u obraban de éste modo por otros motivos inconfesables; que, con todo, de parte de la Masonería no ha habido reacción contra la Iglesia, que la Masonería continúa a mirar a la Iglesia, y a Sus sacerdotes con admiración y simpatía, viendo en ella una de las mayores ayudas sociales, de la nación; que la Masonería nunca se entrometió y no sé entromete en la vida de la Iglesia, sino cuando es solicitada para hacer el bien; y que por lo tanto es injusta, muy injusta, la acusación de que la Masonería combate a la Iglesia Católica…

   Pero, amigo, antes de Creer en estas conmovedoras, lindas y atrayentes afirmaciones, difundidas por la propaganda masónica, pido tu benévola atención, sólo por unos momentos, que consideres también las razones que  tuvo y tiene la Iglesia para prohibir a sus fieles ingresar a la  Masonería.

   No puedo negarte la libertad, física de entrar en la Masonería; pero, antes de que te decidas a dar un paso tan importante, te pido qué pienses bien en el gran número de incompatibilidades profundas y radicales que se introducirán en tu vida desde el momento en qué libremente éntres a formar parte de la Masonería.



   Estas diferencias y cambios serán motivo para otra publicación. Por ahora bástenos estos dos datos:

   El canon 2335 del Código de derecho canónico de 1917 establecía que “los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica”. La condena explícita de la masonería por la Iglesia católica se fundaba principalmente en su carácter secreto y en que conspira contra la Iglesia y los legítimos poderes civiles.

Trad. Antonio J. Colom. S.J. FUNDACIÓN Carlos A Sacheri



ENCÍCLICA HUMANUS GENUS (Contra la Masonería) S.S.P. LEÓN XIII (Fragmento)

   …Ahora bien: es principio capital de los que siguen el naturalismo, como lo declara su mismo nombre, que la naturaleza y razón humana ha de ser en todo maestra y soberana absoluta; y, sentado esto, descuidan los deberes para con Dios o tienen de ellos conceptos vagos y erróneos. Niegan, en efecto, toda divina revelación; no admiten dogma religioso ni verdad alguna que la razón humana no pueda comprender, ni maestro a quien precisamente deba creerse por la autoridad de su oficio. Y como, en verdad, es oficio propio de la Iglesia católica, y que a ella sola pertenece, el guardar enteramente y defender en su incorrupta pureza el depósito de las doctrinas reveladas por Dios, la autoridad del magisterio y los demás medios sobrenaturales para la salvación, de aquí el haberse vuelto contra ella toda la saña y el ahínco todo de estos enemigos.

   Véase ahora el proceder de la secta masónica en lo tocante a la religión, singularmente donde tiene mayor libertad para obrar, y júzguese si es o no verdad que todo su empeño está en llevar a cabo las teorías de los naturalistas. Mucho hace mucho tiempo que trabaja tenazmente para anular en la sociedad toda influencia del magisterio y autoridad de la Iglesia; por esto proclaman y defienden doquier el principio de que “Iglesia y Estado deben estar por completo separados” y así excluyen de las leyes y administración del Estado el muy saludable influjo de la religión católica, de donde se sigue que los Estados se han de constituir haciendo caso omiso de las enseñanzas y preceptos de la Iglesia.

   Ni les basta con prescindir de tan buena guía como la Iglesia, sino que la agravan con persecuciones y ofensas. Se llega, en efecto, a combatir impunemente de palabra, por escrito y en la enseñanza, los mismos fundamentos de la religión católica; se pisotean los derechos de la Iglesia; no se respetan las prerrogativas con que Dios la dotó; se reduce casi a nada su libertad de acción, y esto con leyes en apariencia no muy violentas, pero en realidad expresamente hechas y acomodadas para atarle las manos. Vemos, además, al Clero oprimido con leyes excepcionales y graves, para que cada día vaya disminuyendo en número y le falten las cosas más necesarias; los restos de los bienes de la Iglesia, sujetos a todo género de trabas y gravámenes y enteramente puestos al arbitrio y juicio del Estado; las Órdenes religiosas, suprimidas y dispersas… (Recomendamos la  lectura completa de este documento que lo vamos a publicar.)



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